La Biblia contiene la mente de Dios, el estado del hombre, el camino de la salvación, la condenación de los pecadores, y la felicidad de los creyentes.
Sus doctrinas son santas, sus preceptos son vinculantes, sus historias son verdaderas, y sus decisiones son inmutables.
Léela para ser sabio, créela para ser salvo, y practícala para ser santo.